Tipologías XXVI: ¿Es la arquitectura un arte
como las demás (entre tantas)?
Dr. Norbert-Bertrand
Barbe
1. El origen filosófico del problema
Escribe
Jacques Derrida ("¿Qué es la
deconstrucción?", Le Monde, martes 12 de octubre 2004,
http://artilleriainmanente.blogspot.com/2013/11/jacques-derrida-que-es-la-deconstruccion.html):
"Hay
que entender este término, “deconstrucción”, no en el sentido de disolver o de
destruir, sino en el de analizar las estructuras sedimentadas que forman el
elemento discursivo, la discursividad filosófica en la que pensamos. Este
analizar pasa por la lengua, por la cultura occidental, por el conjunto de lo
que define nuestra pertenencia a esta historia de la filosofía.
La palabra “deconstrucción” existía ya en francés, pero su uso era muy
raro. A mí me sirvió en primer lugar para traducir un par de palabras: la
primera que viene de Heidegger, quien hablaba de “destrucción”, la segunda que
viene de Freud, quien hablaba de “disociación”. Pero muy pronto, naturalmente,
intenté señalar de qué modo, bajo la misma palabra, aquello que llamé
deconstrucción no se trataba simplemente de algo heideggeriano ni freudiano. He
consagrado no obstante bastantes de mis trabajos para marcar una cierta deuda
tanto con Freud como con Heidegger, y al mismo tiempo una cierta reflexión
sobre aquello que llamé deconstrucción.
Es por esto que soy incapaz de explicar lo que es la deconstrucción,
para mí, sin recontextualizar las cosas. Fue en el momento en que el
estructuralismo era dominante cuando yo me comprometí en mis tareas, y con esa
palabra. La deconstrucción se trataba también de una toma de posición con
respecto del estructuralismo. Por otro lado, fue en el momento en que las
ciencias del lenguaje, la referencia a la lingüística y el “todo es lenguaje”
eran dominantes.
Es aquí, hablo de los años 60, que la deconstrucción comenzó a
constituirse como... no diría antiestructuralista, sino, en todo caso,
desmarcada con respecto del estructuralismo, y protestando contra dicha
autoridad del lenguaje.
Es por esto que siempre me he sorprendido y a la vez irritado ante la
asimiliación tan frecuente de la deconstrucción a —¿cómo decirlo?— un
“omnilingüistismo”, a un “panlingüistismo”, un “pantextualismo”. La
deconstrucción comienza por lo contrario. Yo comencé protestando contra la
autoridad de la linguística y del lenguaje y del logocentrismo. Siendo que para
mí todo comenzó, y ha continuado, por una protesta contra la referencia
lingüística, contra la autoridad del lenguaje, contra el “logocentrismo”
—palabra que he repetido y recalcado—, ¿cómo puede ser que se acuse tan a
menudo a la deconstrucción de ser un pensamiento para el que sólo hay lenguaje,
texto, en un sentido estrecho, y no realidad? Es un contrasentido incorregible,
aparentemente.
Yo no he renunciado a la palabra “deconstrucción”, porque implica la
necesidad de la memoria, de la reconexión, del recuerdo de la historia de la
filosofía en la que nosotros nos ubicamos, sin no obstante pensar en salir de
dicha historia. Por otro lado, lleve a cabo ya muy temprano la distinción entre
la clausura y el fin. Se trata de marcar la clausura de la historia, no de la
metafísica globalmente — nunca he creído que haya una metafísica; esto también,
es un prejuicio corriente. La idea de que haya una metafísica es un prejuicio
metafísico. Hay una historia y unas rupturas en esta metafísica. Hablar de su
clausura no conduce a decir que la metafísica haya terminado."
Nos
indica aquello dos cosas. Primero que el concepto de desconstrucción proviene
de la filosofía, y se gestó dentro del contexto estructuralista (la lectura
vertical de Lévi-Strauss por ejemplo), y segundo que tiene relación, eso
acesoriamente para nosotros aquí, pero nos interesa referenciarlo, del
desconstructivismo de Derrida con la investigación sobre la memoria inmanente
de Bachelard en La poética del espacio
(1957), de hecho, no sólo en cuanto búsqueda de reminiscencias ("recuerdo de la filosofía"), sino en
su metodología (imposibilidad de descripción, explosión de la referencia), como
lo vemos bien, de hecho, en el primer apartado de la introducción de Bachelard
a su libro (La poética del espacio,
México, FCE, 2000, pp. 7-8):
"Un
filósofo que ha formado todo su pensamiento adhiriéndose a los temas
fundamentales de la filosofía de las ciencias, que ha seguido tan claramente
como ha podido el eje del racionalismo activo, el eje del racionalismo
creciente de la ciencia contemporánea, debe olvidar su saber, romper con todos
sus hábitos de investigación filosófica si quiere estudiar los problemas
planteados por la imaginación poética. Aquí, el culto pasado no cuenta, el
largo esfuerzo de los enlaces y las construcciones de pensamientos, el esfuerzo
de meses y años resulta ineficaz. Hay que estar en el presente, en el presente
de la imagen, en el minuto de la imagen: si hay una filosofía de la poesía,
esta filosofía debe nacer y renacer con el motivo de un verso dominante, en la
adhesión total a una imagen aislada, y precisamente en el éxtasis mismo de la
novedad de la imagen. La imagen poética es un resaltar súbito del psiquismo,
relieve mal estudiado en causalidades psicológicas subalternas. Nada general ni
coordinado tampoco puede servir de base a una filosofía de la poesía. La noción
de principio, la noción de "base", sería aquí ruinosa. Bloquearía la
actualidad esencial, la novedad psíquica esencial del poema. Mientras la
reflexión filosófica que se ejercita sobre un pensamiento científico largamente
elaborado exige que la nueva idea se integre en un cuerpo de ideas
experimentadas, aunque ese cuerpo se someta, a causa de la nueva idea, a una
elaboración profunda, como sucede en el caso de todas las revoluciones de la
ciencia contemporánea, la filosofía de la poesía debe reconocer que al acto poético
no tiene pasado, que no tiene al menos un pasado próximo, remontándose al cual
se podría seguir su preparación y su advenimiento. Cuando más tarde nos
retiramos a la relación entre una imagen poética nueva y un arquetipo dormido
en el fondo del inconsciente, tendremos que comprender que dicha relación no
es, hablando con propiedad, causal. La imagen poética no está sometida a un
impulso. No es el eco de un pasado. Es más bien lo contrario: en el resplandor
de una imagen, resuenan los ecos del pasado lejano, sin que se vea hasta qué
profundidad van a repercutir y extinguirse. En su novedad, en su actividad, la
imagen poética tiene un ser propio, un dinamismo propio. Procede de una
ontología directa. Y nosotros queremos trabajar en esta ontología. Es, pues, en
la inversa de la causalidad, en la repercusión, en la resonancia, tan finamente
estudiada por Minkowsky,1 donde creemos encontrar las verdaderas medidas del
ser de una imagen poética. En esa resonancia, la imagen poética tendrá una
sonoridad de ser. El poeta habla en el umbral del ser. Para determinar el ser
de una imagen tendremos que experimentar, como en la fenomenología de
Minkowsky, su resonancia. Decir que la imagen poética escapa a la causalidad
es, sin duda, una declaración grave. Pero las causas alegadas por el psicólogo
y el psicoanalista no pueden nunca explicar bien el carácter verdaderamente
inesperado de la imagen nueva, ni la adhesión que suscita en un alma extraña al
proceso de su creación. El poeta no me confiere el pasado de su imagen y, sin
embargo, su imagen arraiga enseguida en mí. La comunicabilidad de una imagen
singular es un hecho de gran significado ontológico. Volveremos a esta comunión
por actos breves, aislados, activos. Las imágenes arrastran —después de
surgir—, pero no son los fenómenos de un arrastre. Claro está que en las
investigaciones psicológicas se puede prestar atención a los métodos
psicoanalíticos para determinar la personalidad de un poeta, se puede encontrar
así una medida de las presiones —sobre todo de la opresión— que el poeta ha
debido padecer en el curso de su vida, pero el acto poético, la imagen súbita,
la llamarada del ser en la imaginación, escapan a tales encuestas. Para
iluminar filosóficamente el problema de la imagen poética es preciso llegar a una
fenomenología de la imaginación. Entendamos por esto un estudio del fenómeno de
la imagen poética cuando la imagen surge en la conciencia como un producto
directo del corazón, del alma, del ser del hombre captado en su actualidad."
2. La cocina
Ahora
bien, encontramos, en otro campo, dicho principio de reestructuración del
material tradicional, y es en el ámbito de la llamada cocina molecular:
"La
Deconstrucción es un término artístico, que fue utilizado por Adrià para
definir su propuesta culinaria.
El significado que le atribuyó Adrià dista enormemente del original.
Con el término Cocina de Deconstrucción, Adrià intentó definir el
trabajo que venía llevando a cabo desde que reconvirtiera su restaurant, El
Bulli.
En éste, la propuesta gastronómica había sufrido un fuerte golpe de
timón en los 90.
Por entonces, El Bulli había abandonado los platos de influencia de la
alta cocina francesa, para adentrarse en la cocina catalana tradicional, y
tenerla como buque insignia."
(http://www.restaurantmontevideo.com/articulo/150/la-deconstruccion-culinaria.html)
De
hecho, en realidad, la desconstrucción es, precisamente, eso en cocina: la
retoma de platos clásicos, pero repensados y en donde cada elemento es
trabajado aparte.
Lo
vemos claramente en los distintos episodios de la segunda temporada del
programa televisivo francés Qui sera le
prochain grand pâtissier?, donde, por ejemplo (y entre otros proyectos
similares), los candidatos reestructuran para el TGV el famoso postre
Paris-Brest (como se puede ver en el video
http://www.france2.fr/emissions/qui-sera-le-prochain-grand-patissier/diffusions/24-06-2014_249061).
3. Las artes plásticas
Si
pensamos, entonces, al procedimiento lógico que aquello implica, como acabamos
de referenciarlo: cada elemento es trabajado aparte, sin embargo con la
intención de reconstruir la sensación inicial, lo que en sí puede parecer un
juego un poco carente de sentido, encontramos entonces este procedimiento en el
estudio colorimétrico del puntillismo impresionista (utilizar puntos de colores
puros para que el ojo lo mezcle por sí solo), que desemboca, en cuanto a las
formas, de Cézanne al cubismo, en la descomposición del cuadro en las formas
geométricas simples básicas desde las cuáles los pintores clásicos preparaban
el segundo paso de imitación de la realidad, borrando las huellas de estas
formas básicas, mientras los cubistas decidieron dejarlas visibles e imponerlas
como etapa visual última de sus obras - hasta que, precisamente, poco después
(mientras el cubismo de desarrolla de 1907 a 1914, el suprematismo se declara
en la exposición de Malevitch de 1915), Malevitch crea ver en la forma
geométrica en sí la pureza de la belleza sin engaño -, y en cuanto a la forma
permitirá a Itten, en particular, trabajar el sentimiento producido (volvemos
de nuevo al concepto de temporalidad referida de Derrida y Bachelard -
temporalidad del cubismo que ilustra perfectamente el poema "Tijeras" de PAC en su primer
poemario Canción de Pájaro y Señora,
donde, como en el futurismo y su objeto en movimiento, PAC considera el
movimiento circular del peluquero alrededor del cliente como símbolo del
espectador alrededor del objeto cubista -) de memoria visual como en su
propuesta de representación de las cuatro estaciones con armonías de manchas de
colores.
4. El teatro
De
nuevo dicha separación entre la representación objetual y la forma, que
adquiere todo su sentido, entonces, en el uso constructivista, en Tatlin por
ejemplo y el Monumento a la Tercera
Internacional, de las formas geométricas simples para simbolizar y separar
espacios (lo que aplicará Niemeyer toda su vida, de Brasilia hasta el Centro
Niemeyer, 2006-11, de Avilés, Asturias, en España), y explica, irónicamente en
parte, la reutilización de esta separación por el desconstructivismo arquitectónico
postmoderno, tiene otro ámbito, contemporáneo a las vanguardias, y de
vanguardia también, en el teatro, en particular de Brecht (donde la multitud
referencial se reduce a una indicación escénica rotulada), y sus consecuencias
en Beckett o Ionesco, y hasta en Camus y Jean Genet (lo absurdo de las
circonstancias que tira a los personajes en parodias de su vida, como en Les Bonnes de 1947 de Genet; en el
desliz de muerte, como en Le Malentendu
de 1943 de Camus o Les mains sales de
1948 de Sartre; en la incomprensión de los personajes cuyos monólogos se
sobreponen uno al otro sin nunca encontrarse, creando situaciones absurdas de
poder [la estructura monolítica del sociolecto imponiéndose irremediablemente a
la suavidad entretejida del idiolecto cuando se escucha al otro] en La Leçon de 1951 de Ionesco y Fin de Partie de 1957 de Beckett),
con antecedentes directos en la estupidez voluntariosa de Ubu en Alfred Jarry
(consecuencia a su vez, al menos parcialmente, de los relatos sinsentidos
ingleses de Lewis Carroll).
"Para
Brecht, el teatro debía "mostrar y explicar ideas de una realidad que
consideraba cambiante", y se requería de un distanciamiento emocional con
respecto a lo que se mostraba en la obra para que así el público pudiera
reflexionar de una manera crítica y objetiva, en lugar de hacer que se
identifiquen con los personajes y, en cuanto a la obra concierne, dejaran de
"ser ellos mismos".
Las técnicas usadas para esto incluían el que los actores se
dirigieran directamente a la audiencia, la exageración, el uso de luz de escena
de manera no convencional, canciones y, de manera notoria, el uso de carteles y
pancartas que anticipaban qué iba a pasar. Así, el público se distanciaba de la
obra, siendo consciente de estar viendo una obra de teatro de manera que podía
reflexionar sobre esta. Ejemplos de obras de Brecht del Episches Theater donde
se buscaba el distanciamiento incluyen Mutter Courage und ihre Kinder (Madre
Coraje y sus hijos) o Der gute Mensch von Sezuan (La buena persona de Sezuan)."
(http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_de_distanciamiento)
Ahora
bien:
"Brecht
s'inspira des écrits de Frédéric Schiller et eut l'idée de «prendre ses
distances par rapport à la réalité», c'est ainsi qu'il théorisa -il n'en est
pas l'inventeur- la distanciation au théâtre interdisant à l'acteur
l'identification à son personnage. Celle-ci a pour objectif de produire l’effet inverse quand elle est
destinée au public. En effet, lorsqu’il est interdit au public, même
brièvement, de s’identifier au personnage, l’effet produit sera de lui faire
prendre ses distances, cette fois par rapport à la fiction, en le renvoyant à
sa condition de spectateur ou de lecteur.
Ce procédé peut être utilisé dans toute forme de narration, soit aussi
bien au théâtre, en littérature, à la télévision ou au cinéma.
Techniques
Briser le quatrième mur
La technique la plus élémentaire consiste à «briser le quatrième mur»:
un personnage prendra à partie le lecteur ou le spectateur en l’interpellant
directement.
Emploi d’un «tiers» au récit
Il pourra s’agir d’un narrateur ou d’un personnage mis en abîme.
L’emploi d’un chœur dans le théâtre grec antique est aujourd'hui considéré
comme le premier usage, volontaire ou non, d’un procédé de distanciation.
La distanciation au Théâtre
On la trouve dans la modernité théâtrale (Brechtienne) Brecht a décidé
de rompre avec l'illusion théâtrale (pareil que le nouveau roman). Le
spectateur est dans une position de réflexion par rapport à ce qu'il regarde,
et c'est seulement possible à partir d'une distanciation (et non pas effet de
réalité) qui permet au spectateur un détachement critique vis-à-vis de la pièce
qui se joue, de la caractérisation des personnages et surtout une conscience de
la théâtralité de la représentation." (http://fr.wikipedia.org/wiki/Effet_de_distanciation)
5. El cinema
Todo
este arsenal de elementos de distanciamiento son los que, referidos, como
explícitamente para Derrida en su pensamiento, a Freud, utilizaron, en arte y
poesía (recordamos que el surrealismo fue liderado por el poeta André Breton,
como el futurismo por Marinetti), pero también en cinema, los surrealistas,
desde El perro andaluz (1929) hasta
el conjunto de la obra de Luis Buñuel.
Asimismo,
la consecuencia de Buñuel, que siguió generando obras hasta el final de los
años 1970, en cinema es evidentemente la desconstrucción del hilo narrativo en
cineastas como Godard o Bertrand Blier.
Por
lo que es de primera importancia para nosotros recordar la consideración,
directamente relacionada con el proceso de distanciamiento en la producción
audiovisual (al igual que el recurso, de origen artístico, en los cubistas, y
poético, todavía utilizado por Ernesto Cardenal en su obra [pero también por
Sergio Ramírez en narrativa], del collage, mediante la cita literaria [no técnica
como en Cardenal o legal y periodística en Ramírez] integrada en el cinema de
Godard [distanciamiento por cultura, entonces, similar a la musicalización de
poetas, medievales como contemporáneos, por Leo Ferré o Jean Ferrat, como
intérpretes, Yves Montand y Serge Reggiani en los mismos años de post-Segunda
Guerra Mundial]), de Godard en una entrevista, donde comentaba que, para que
sea menos engañoso el telenoticiero, tendría que verse un camarógrafo filmando
la escena reproducida, para entender que se trata siempre de una puesta en
escena, con cortes, etc. Tema, por otra parte, exacto de la reciente película Nightcrawler
del 2014 de Dan Gilroy.
6. La literatura
Ya
hemos hablado del ámbito literario, con el teatro de lo absurdo, pero cabe
mencionar que la desconstrucción de la línea narrativa, ya aún más, su
circunvolución (es decir su quebratura en círculos, que tiene el componente de
la historia sin fin, que, sin ser juego de roles, pero utilizando el género de heroic fantasy de éstos, representa bien
la novela La historia interminable de
1979 de Michael Ende, así como las
series para adolescentes de Harry Potter o de los Juegos del Hambre de Suzanne
Collins, y el filme Jumanji de 1995
de Joe Johnston, y en general el gusto de los años 2000 por las series, del Señor de los Anillos a los Marvel y las
complejizaciones de la cronología del mundo de Star Wars o de la reescritura para nosotros sin sentido en lo que
utiliza personajes del panteón clásico para sacarlos de sus historias, de la
serie televisiva Once Upon A Time o
la película El Gato Con Botas de 2011
de Chris Miller, secuela a su vez de la exitosa serie de contra-referencias al corpus infantil Shrek), en particular en Rayuela
de 1963 de Cortázar, que prefigura de unos veinte años los libros-juegos de
roles interactivos (http://es.wikipedia.org/wiki/Libro_juego), popularizados en
los años 1980 (http://fr.wikipedia.org/wiki/Livre-jeu), que, decimos, la
desconstrucción literaria en el ámbito postmoderno desde los años 1960 con la
fama internacional naciente de un Borges también, retoma a su vez el
funcionamiento ideológico tanto como estructural del desconstructivismo
filosófico, que, prefigurado en artes (citaremos en los años 1950 hasta hoy por
los informalistas uruguayos y su salida sistemática del marco cuadrado de la
pintura que estudiamos en "Tipologías
XVIII: De la utilización y la comprensión de la forma geométrica simple en la
enseñanza de la composición arquitectónica") y en el teatro, y
contemporáneo del fílmico (con los antecedentes surrealistas ya mencionados),
concluira en el culinario, como vimos.
7. Conclusión
Este
recorrido, como se entiende, basado en el origen del desconstructivismo
arquitectónico, enseña claramente, desde un caso específico, que la
arquitectura, para contestar a nuestra pregunta del título del presente
trabajo, es un arte como las demás, y más aún, que se integra al marco general
de las demás, por lo que puede y debe ser estudiada desde aquellas, a la vez
que referenciado en su cronología y su ideología, para entenderla
correctamente, desde éstas otras.
Así
fragmentación (como descomposición), ruptura de la linearidad (como en
literatura), respuesta al constructivismo (artístico y arquitectónico de
vanguardia, del que vimos que fue producto de la desconstrucción visual
emprendida desde el impresionismo y el postimpresionismo de Cézanne y las
ideologías cubista y suprematista - Malevitch ["En 1917 es elegido jefe del Departamento de Arte de los Soldados del
Soviet delegados en Moscú. En los primeros días de la Revolución de Octubre es
nombrado por el consejo supervisor de las colecciones del Kremlin. Sigue
exponiendo su obra suprematista con la Sota de Diamantes y se opone a los
tradicionalistas, quienes se enfrentan a los artistas de vanguardia que apoyan
la revolución./ En 1918 es llevado a Petrogrado para dirigir uno de los
Estudios de los Talleres Libres del Estado; diseña los decorados para la gran
obra de Vladimir Maiakovski Misteria Bouff, dedicada a la revolución y
representada en Petrogrado.../ En 1925 asume la dirección del departamento de
investigación dejado por Tatlin, y realiza modelos en madera de su arquitectura
suprematista a los que denomina arkhitektons. Se casa por tercera vez. En 1926
el departamento del Museo cierra, y él termina su texto Introducción a la
teoría del elemento adicional en pintura, que no llegará a publicarse. En 1927
viaja a Polonia y a Berlín; en abril visita la Escuela de la Bauhaus de Dessau
y conoce a Gropius y a Moholy-Nagy, quien se encarga de conseguir publicar en
Alemania algunos de sus escritos, entre ellos «Die gegenstandslose Welt» (El
mundo no-objetivo); a través de la asociación de los arquitectos progresistas
de Berlín, realiza una exposición en el Grosse Berliner Kunstausstellung.
Planea la idea de rodar una película suprematista con Hans Richter. A su vuelta
de Alemania continúa trabajando en el Instituto Estatal para la Historia del
Arte en Leningrado./ En 1929 los historiadores del Instituto, que no están de
acuerdo con sus ideas, se las arreglan para echarlo, pero es solicitado para
trabajar dos semanas y media por mes en el Instituto de Arte de Kiev. En ese
mismo año se organiza una retrospectiva de su obra en la galería Tretiakov de
Moscú que viaja después a Kiev y participa en algunas colectivas en Berlín y
Viena. En 1930 es detenido e interrogado y algunos amigos queman algunos de sus
manuscritos./ En 1932 se le concede un laboratorio para experimentar en el
Museo Estatal Ruso. Su trabajo es ampliamente representado en la exposición
Quince Años de Arte Ruso y su obra vuelve a finales de los años veinte a la
figuración (Hombre y Caballo).",
http://es.wikipedia.org/wiki/Kazimir_Mal%C3%A9vich] habiendo sido alto cargo
del arte ruso, al igual que Tatlin, antes de la reestructuración del mismo
hacia el realismo estaliniano -):
"El
deconstructivismo es un movimiento arquitectónico que nació a finales de la
década de 1980. Se caracteriza por la fragmentación, el proceso de diseño no
lineal, el interés por la manipulación de las ideas de la superficie de las
estructuras y, en apariencia, de la geometría no euclídea,1 (por ejemplo,
formas no rectilíneas) que se emplean para distorsionar y dislocar algunos de
los principios elementales de la arquitectura como la estructura y la
envolvente del edificio. La apariencia visual final de los edificios de la
escuela deconstructivista se caracteriza por una estimulante impredecibilidad y
un caos controlado." (http://es.wikipedia.org/wiki/Deconstructivismo)